Escritores a través del tiempo
James Matthew Barrie
(Kirriemuir, 1860 - Londres, 1937) Escritor escocés. La fama de James Barrie está ligada a su personaje Peter Pan, con el que acertó a dar vida literaria a las pulsiones y anhelos de retorno a la infancia que la mayoría de las personas llevan dentro.
Nacido en el seno de una familia de artesanos de escasos recursos, tuvo una infancia infeliz. La muerte de un hermano, cuando él contaba apenas seis años de edad, alteró profundamente la vida familiar y trastornó la salud mental de su madre, que se convirtió en una persona desequilibrada, autoritaria e inflexible, cuya influencia y recuerdo pesó sobre James Barrie durante el resto de su vida. Después de convertirse en escritor famoso, él mismo confesaría muchas veces que su más profundo deseo hubiera sido recuperar los años felices de su primera infancia, y que su más célebre personaje, Peter Pan, era una personificación de tales anhelos.
Tras estudiar en la Universidad de Edimburgo y trabajar durante dos años como periodista, se trasladó a Londres, atraído por el brillo de sus círculos culturales. En 1888 publicó con éxito Los idilios de Auld Licht, serie de evocaciones de la vida campesina de su pueblo natal. Poco después, en 1889, Una ventana en Thrums volvía a evocar nostálgicamente aquel mundo. En 1891 había alcanzado la fama gracias a sus novelas El pequeño ministro (1891), Margaret Ogilvy (1896), Sentimental Tommy (1896) y Tommy and Grizel (1900), delicadas fusiones de sentimentalismo y realismo irónico situadas en la tradición de Dickens, pero inspiradas en los textos de George Meredith, R. L. Stevenson y los grandes autores rusos.
Al teatro, sin embargo, dio Barrie a partir de 1900 sus obras más auténticas (El admirable Crichton, Calle del gran mundo). Con él aparecía manifestado en delicados matices uno de los tonos más constantes del espíritu inglés: la melancolía nostálgica en forma de "humour", quizás el único sentimiento original del teatro de J. M. Barrie, por lo demás bastante ecléctico (procedía tanto de W. S. Gilbert y Oscar Wilde como de George Bernard Shaw, Maurice Maeterlinck y los rusos).
En 1894, Barrie contrajo un matrimonio infeliz y tempranamente fracasado con la actriz Mary Ansell. Poco después, en 1897, comenzó una intensa relación amorosa con Sylvia Llewellyn Davies, una sentimental y afectiva mujer con cuyos hijos formó una auténtica familia. A aquellos niños fue a los que comenzó a contar diversas historias protagonizadas por un personaje de su invención que simbolizaba la infancia eterna en la que a él mismo le hubiera gustado vivir: Peter Pan.
Algunas de aquellas historias fueron publicadas en 1902 en un volumen titulado El pequeño pájaro blanco. Poco después, en 1904, vio la luz la comedia Peter Pan, el muchacho que nunca quiso crecer. Posteriormente, Barrie publicaría Peter Pan en el parque de Kensington (1906) y Peter y Wendy (1911). El éxito de su personaje y de sus aventuras fue instantáneo. Peter Pan y sus compañeros de aventuras (los pequeños Wendy, John, Michael, la perra Nana, el hada Tinker Bell o "Campanilla", y el terrible Captain Hook o "Capitán Garfio") fueron adoptados como héroes por muchas generaciones de niños de todo el mundo, conocedores de sus aventuras a través de todo tipo de traducciones y adaptaciones, alguna de ellas tan celebradas como las versiones cinematográficas de Herbert Brenon o la de Walt Disney, en dibujos animados.
El personaje de Peter Pan proporcionó a Barrie extraordinaria celebridad; pero su vida personal se vio acompañada muy a menudo de desgracias e infortunios. En 1910 su matrimonio terminó en divorcio, y sólo cuatro meses después, su compañera Sylvia Davies, que mientras tanto había enviudado, falleció; además, dos de los hijos de su amante, sobre los que Barrie velaba como si fuese un padre, fallecieron también.
Después del divorcio se formó en torno al escritor la imprecisa leyenda que le presentó cual un Peter Pan envejecido y dulcemente desengañado, con algo de sabio y de gnomo, siempre con la taciturna pipa, llevado por la realidad a una paz modesta y gris. J. M. Barrie gozó de una ancianidad tranquila y abundante en amistades y honores; pero su mundo de ensueño fue transformándose, hasta Querido Bruto (Dear Brutus, 1917) y Mary Rose (1920), en otro espectral y triste, poblado de impotentes y dolorosos fantasmas, habitantes de una realidad árida, desangelada y cruel.